Hace poco vino a Renacer una muchacha dominicana a la que le faltaba un mes para poder solicitar su regularización por arraigo (debe acreditar una estancia ininterrumpida de tres años y poseer una oferta de trabajo). Había encontrado trabajo de cocinera en el hogar de un matrimonio mayor durante tres días a la semana. Y había vendido su móvil para hacer frente al alquiler de una habitación (200€), que tenía que renovar y compatibilizar con el desplazamiento a 22 km., donde le había aparecido esta auténtica oportunidad para salir adelante.

Su carácter dulce y dócil, contrastaba con la urgencia de las circunstancias. Sólo en Renacer pudo encontrar la solución, mediante el Programa de ayudas puntuales para la inserción laboral, que tiene unos requisitos cumplidos simultáneamente a las circunstancias del caso.

Ella nos permite dejar constancia de sus lágrimas de debilidad y desesperación, ante el temor de irse a la calle, no poder cumplir las expectativas del trabajo y un futuro incierto. Pero, sobre todo, nos permite reflejar su sonrisa de esperanza recuperada.

Nuestra felicidad por ella es mayor, gratificados diariamente por las alegrías de la disposición solidaria y responsable, que son recetas de cercanía de maravillosos resultados. La muchacha podrá trasladar, con nueva ilusión, sus naturales cualidades a unos mayores necesitados de su paz y valor. Ya forman parte de nuestra familia.

Y nos cubre de afecto, para que lo compartamos con todos. Y así lo hacemos.2

La joven dominicana
Pásalo!
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