Una de las primeras campañas de promoción turística de la ciudad de A Coruña acuñó un lema publicitario que ya forma parte de su definición: “La Coruña, ciudad donde nadie es forastero”. A Coruña es una ciudad hospitalaria y atenta con los que se acercan a ella. Una ciudad cosmopolita.

El empeño de generaciones de ciudadanos han preparado el terreno, traduciendo la sabiduría superior de los tiempos, para compartir su experiencia y su espíritu con el viajero que busca su sitio. La singular y exclusiva tradición cultural de A Coruña, mientras protege, permite la aparición de lo nuevo y lo extraño.

A Coruña acogió a los forasteros. Así llegaron refuerzos de otros países y continentes para colaborar en el crecimiento de la ciudad. Personas que tuvieron la oportunidad de conocer las costumbres e instalarse para trabajar y dejar su huella en la ciudad. Se abrieron vías para la riqueza, en un movimiento solidario en ambas direcciones.

Los colaboradores de Renacer A Coruña han sido testigos y beneficiarios de esta realidad. Muchas personas se han acercado solicitando apoyo para sacar adelante sus proyectos vitales en la ciudad. Y han sido atendidos de acuerdo con la magnífica disposición de sus ciudadanos: cediendo locales a profesores de español, intermediando con los vecinos en asuntos básicos, como la vivienda y la comprensión de costumbres, poniendo en contacto mano de obra con empresas y particulares, fomentando la actividad individual en el entramado urbano. Ha atendido necesidades básicas y otras relacionadas con la comprensión de las ordenanzas de la comunidad. Y tiene decenas de historias de integración en los barrios, en la vida económica y en la sociedad, con sus diferentes funcionalidades y aportaciones.

La realidad del momento está barriendo este proceso de inserción civilizada. En Renacer se ve como estas personas no encuentran posibilidades de continuidad y tienen que salir de A Coruña. Del 2012 al 2013 se ha duplicado la asistencia para pasajes de salida. Los recursos de la asociación son escasos y de momento no hay partidas de las administraciones públicas para las necesidades de traslado de personas sin recursos, que ya han tenido que abandonar ilusiones y proyectos, en una ciudad removida por la borrasca de la crisis, que está echando a perder valores y activos para el desarrollo en el futuro.

La asociación Renacer se resiste a dejar pasar la oportunidad de la solidaridad y la convivencia. De esta manera, busca la solución apropiada para cada caso y recoloca en nuevas actividades, sufraga necesidades puntuales, acoge en casas comunitarias, asesora itinerarios de reinserción y diseña ilusionantes proyectos. Renacer está a disposición de todos los vecinos y ciudadanos que quieran colaborar en sus programas o acciones de asistencia a personas foráneas desarraigadas, hijas adoptivas de esta ciudad donde nadie puede estar excluido.

Cuando el forastero tiene que emigrar
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