Daniel empezó a escuchar voces interiores, cada vez más intensas y verosímiles, que le ordenaban una misión superior. Armado con ingenuidad y el estómago vacío, vagó desorientado hacia una meta incierta, sin dudar enfrentarse con los guardianes de la anarquía. Tras un periodo de asistencia psiquiátrica, fue reducido a la somnolencia de un tratamiento farmacológico.

La elegancia y  ternura de Abel riman con las letras de Julio Iglesias. Transmite alegría y compromiso con la levedad de la caricia de una persona libre, que se sobrepone al sentimiento del perdedor. Después de torear con peripecias y obligaciones, se ha quedado sin el reconocimiento de la plaza, ni el amparo de la autoridad. A veces, sus cólicos acaban por hacer temblar la tolerancia aprendida de las vueltas, que la vida da.

Entre proceso y proceso de desintoxicación, Alfredo sube la roca por una pendiente cada vez más inclinada. La salud se agota y de entre su carpeta, sujetada sin convicción, vuelan las maneras, las recomendaciones y las ingeniosas intenciones.

[…]

3Hemos delegado en las autoridades de todo orden los poderes para facilitar el tránsito por los cauces del desarrollo social. Pero sus reglamentaciones no pueden cubrir lo múltiple, imprevisible y espontánea que es la vida. Para estos casos, tienen prevista la situación de exclusión social, donde se deambula por la confusión y la debilidad, las malas prácticas, las pequeñas tragedias, la caridad sobrante y el nada que perder generalizado, hasta poblar los hospitales, las cárceles y las fosas municipales.

Desde hace algún tiempo, nuestros protagonistas conviven en una misma casa, motivados por la disposición solidaria de Renacer, que lleva 30 años poniendo horizontes a la integración desde postulados de respeto y libertad, lo que ahora también se llama happy housing.

No se puede sembrar si no hay tierra adecuada y, para empezar, fueron liberados de cargas, etiquetas, recuerdos o impedimentos que pudiesen malograr las semillas latentes en el desierto. Entre las sonrisas y las lechugas de la convivencia han iniciado el camino de la autogestión y la autonomía para una nueva vida, repartiendo capacidades y recursos, cubriendo las necesidades y atenciones propias de cada uno y abriendo la vía del agradecimiento como solución de los problemas.

No sabemos 4todavía el fruto, porque todos los brotes son frágiles y parecidos, pero la sensación es que la roca pesa menos, hay un despertar y sobre el egoísmo y la soledad despunta la abundancia.

Si quieres ampliar estas informaciones, conocer sus novedades, participar en procesos de inserción, involucrarte en la solidaridad universal desde la transformación de lo más cercano, nos ayudaría que te manifestaras y testimoniaras por las vías de la web, desde la hucha solidaria hasta las redes sociales de nuestra Ventana Solidaria.

Comunidades urbanas de integración o “desde Renacer plantamos nuevos cereales”
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2 pensamientos en “Comunidades urbanas de integración o “desde Renacer plantamos nuevos cereales”

  • 20 agosto, 2014 a las 17:37
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    un relato muy agradable de leer, quien como yo conoce a los personajes relatados en este pequeño parrafo, la realidad dista bastante de lo que aqui podemos leer, pero bueno por eso se llama relato, por que podemos leer un poquito de algo.

  • 21 agosto, 2014 a las 14:54
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    Por si este comentario puede aportar algo al excelente relato, soy Abel, hijo de uno de los protagonistas de la historia (Abel) y quería dejar constancia de mi admiración a la capacidad de mi padre de reponerse a todos los golpes que le ha dado la vida. Esa capacidad denota una gran fortaleza interior que no todas las personas poseen. A pesar de las circunstancias y de los «pequeños achaques» propios de la edad, conserva ese «algo» que transmite positividad y buena energía a aquellos que tiene la ocasión de compartir algún minuto con él, y sólo las personas especiales, señaladas, tienen esa capacidad, YO CONOZCO MUY POCAS. Espero que siga siempre igual!!

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